La Recreación Comunitaria, es sin dudarlo, una rama de la Recreación General y es probablemente, la fuente originaria de todas las recreaciones, según se podrá constatar al revisar la historia de la recreación norteamericana  con los inmigrantes europeos,  ya que fue en esa sociedad dónde se creó a fines del siglo XVII y principios del XVIII, el concepto y movimiento recreativo, aunque el término recreatio-onis, es más antiguo. También se podrá constatar el supuesto anterior, al analizar la historia de México desde la época prehispánica, con los mitotes, las danzas, la música, el juego de pelota y otras manifestaciones festivas. Es precisamente, la cosmogonía, el carácter festivo, el sentido cósmico del tiempo, el relajo, el apego a la tierra, la “burla simbólica” hacia la muerte, etc., donde reencontremos nuevas categorías para la construcción y resignificación de nuestra recreación (y ocio). En la actualidad, la vida social y cultural de las comunidades originarias o étnicas, rurales y urbanas, es precisamente, la principal fuente de la Recreación Comunitaria; la cual no dudo en describir como un gran convivio, un festejo, un encuentro familiar y de amigos e invitados, lleno de colorido, olores, sabores, expresiones lingüísticas; bullicio, risas y carcajadas; excesos, compadrazgo, jerarquías, ritos y rituales; que los asistentes, no quieren prolongar más tiempo, siempre desean más de todo, ya sea en el sitio donde inició o en cualquier otro que se ofrezca o se improvise. Esas manifestaciones comunitarias son un tipo de contenido y se les observa en la ciudad y en el campo; en hogares pequeños y en mansiones; en combinación con el trabajo y en ratos de asueto; bajo un plan detallado o completamente improvisadas. La Recreación Comunitaria va bien con la opinión popular de “echar la casa por la ventana”. En este texto se desarrolla una propuesta teórica, metodológica y práctica.